Al operar con noticias, la pregunta no es qué sucedió, sino quién ya lo sabía y quién está posicionado para ello. Si fondos, personas del sector o jugadores tempranos estaban dentro antes del titular, es probable que el movimiento esté saturado. Si nadie está posicionado, ahí es donde entra en juego la reflexividad: la atención se convierte en flujo, el flujo se convierte en precio. No operas con la noticia en sí, operas con el factor sorpresa. La ventaja está en a quién sorprende, no en lo que dice.